lunes, 22 de septiembre de 2014

Todas las mujeres sufren los efectos de la violencia

En una u otra medida, todas las mujeres se ven implicadas en un modelo de relaciones sociales cargado de estereotipos que tratan de poner ‘a la mujer en su sitio’ cuando transgrede alguna de sus normas. La violencia ejercida de forma explícita contra algunas tiene ‘efectos colaterales’ contra todas las demás en aspectos cotidianos de sus vidas: miedo a salir solas  por la noche, a pasar por determinados sitios, a qué puede ocurrir si sus ropas son consideradas ‘provocativas’...
Por estas razones entre otras, la violencia masculina contra las mujeres tiene carácter estructural porque colabora a mantener ese orden social y  de ahí la pátina de naturalización ―y por tanto de tolerancia― que la envuelve y, también, la  necesidad de combatirla desde sus raíces.

“(...) Los actos o las amenazas de violencia, ya se trate de los actos que ocurren en el  hogar o en la comunidad o de los actos perpetrados o tolerados por el Estado, infunden  miedo e inseguridad en la vida de las mujeres e impiden lograr la igualdad, el desarrollo y la paz. El miedo a la violencia, incluido el hostigamiento, es un obstáculo constante para la movilidad de la mujer, que limita su acceso a actividades y recursos básicos. La violencia contra la mujer tiene costos sociales, sanitarios y económicos elevados para el individuo y la sociedad. La violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales mediante los que se coloca a la mujer en una posición de subordinación frente al hombre.
En muchos casos, la violencia contra las mujeres y las niñas ocurre en la familia o en el hogar, donde a menudo se tolera la violencia. El abandono, el abuso físico y sexual y la violación de las niñas y las mujeres por miembros de la familia y otros habitantes de la casa, así como los casos de abusos cometidos por el marido y otros familiares, no suelen denunciarse, por lo que son difíciles de detectar. Aún cuando se denuncien, a menudo sucede que no se protege a las víctimas ni se castiga a los agresores”(IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, 1995).

file:///C:/Users/t2003/Downloads/2012%20guia%20violenciaFEMP..pdf

domingo, 21 de septiembre de 2014

Como detectar la violencia de género y ayudar a sus victimas

Generalmente, las mujeres que sufren malos tratos son incapaces de ayudarse a sí mismas debido al deterioro psicológico que presentan como consecuencia de la violencia reiterada. Por eso la detección y la atención profesional representan un apoyo clave para romper con la violencia de género y facilitar la normalización de la vida de la mujer y de las personas que de ella dependen,su reincorporación a la vida social y su recuperación psicológica.

Por otra parte, los discursos de negación, legitimación, justificación o naturalización de la violencia de género que siguen vigentes en nuestra sociedad y en una parte de las y los profesionales que intervienen en el proceso, así como los mitos y estereotipos mediante los que se transmiten, provocan en las mujeres un estado de conflicto e inseguridad en la percepción e interpretación de la agresión que están sufriendo, que paraliza o anula su capacidad de reacción y la búsqueda de soluciones y dificulta la detección por parte de los servicios que deben intervenir.Todo ello puede ocasionar diversas reacciones por parte de la mujer que es víctima de malos tratos, tal como se esquematiza en el siguiente cuadro:

sábado, 20 de septiembre de 2014

Los hombres y la violencia de género hacia las mujeres

La violencia de género hacia las mujeres es una particular forma de violencia. Es aquella que ejercen los hombres hacia ellas por razones de género, por el hecho de ser mujeres, basados en prejuicios sexistas

La violencia de género hacia las mujeres es una particular forma de violencia. Es aquella que ejercen los hombres hacia ellas por razones de género, por el hecho de ser mujeres, basados en prejuicios sexistas. Celos, control, expectativas sobre el rol de la mujer, incapacidad de negociar, irrespeto por el deseo de la mujer, entre otras, son algunas de las razones aducidas como justificaciones para ejercer violencia.
En el caso chileno del estudio IMAGES, una investigación multipaís sobre masculinidades, encuestamos 1192 hombres de Santiago, Valparaíso y Concepción. Se trató de un muestreo por hogares, representativo de la población de hombres de 18 a 59 años de esas 3 ciudades.

La exclusión de las mujeres


Hay que tomar en cuenta que la exclusión de las mujeres en la historia, los guillotinazos, las omisiones, las expulsiones no eran una cuestión, como a veces uno suele pensar, de lenguaje, “se habla de los derechos del hombre, pero el hombre comprende también a la mujer”. No, era una cuestión absolutamente fundamentada, una convicción filosófica, cultural y política de que las mujeres no debían participar en política. 

Hay algunos ejemplos de la época, que me permito citar textualmente, porque vistos desde hoy día, la verdad es que comienzan a producir bastante indignación.
Juan Jacobo Rousseau, filósofo, político y autor del famoso libro El Contrato Social, libro clásico también para poder entender el estado y las relaciones estado-sociedad y la democracia. Dice: “Toda la educación de las mujeres debe ser relativa a los hombres, la mujer está hecha para acceder al hombre y soportar sus injusticias”. Rousseau era bastante conservador en todos los aspectos de la vida, así que no resulta extraño lo que decía.

Pero el tema es que no sólo Rousseau pensaba así, tenemos también a Honorato de Balzac, un escritor francés de la época que dice: “El destino de la mujer y su única gloria es hacer latir el corazón de los hombres. La mujer es una propiedad que se adquiere por contrato, un bien inmueble porque la posesión vale un título, en fin hablando propiamente, la mujer no es más que un anexo al hombre”. Esto está en Fisiología del matrimonio de Balzac.

Tenemos también a Proudhon, filósofo francés. Ya no estamos hablando de sectores conservadores, estamos hablando de quien fue el padre del Mutualismo. Progresista, de ideas socialistas, dice respecto de la mujer: “La mujer debe permanecer bajo la dependencia del hombre, el único que cuenta es el individuo social”. La pareja para él no es una asociación, lo que supondría igualdad en la relación, sino una unión donde la mujer es inferior al hombre y lo dice explícitamente.

Con esa convicción filosófica, política, cultural es con la cual nosotros nos encontramos, porque estos son clásicos que sembraron camino, están presente en la historia de las ideas, en las concepciones de democracia, en las concepciones sociales que aún en muchos sectores de nuestra sociedad están muy vigentes. Es por eso que me permito traerlos a colación, porque claro, si uno continuara, no terminamos nunca de citar. Pero lo que hay que reconocer es que hoy día ningún destacado filósofo o político se atrevería a decir cosas de esta naturaleza. Esto ha sido todo producto de la lucha de las mujeres.
Natacha Molina
http://www.diba.cat/urbal12/Pdfs/Natacha%20Molina.PDF