sábado, 31 de agosto de 2013

La violencia estética contra las mujeres

Esta claro que la exigencia de un cuerpo X, definido por los medios de comunicación ha prendido de forma violenta en la vida de las mujeres, que ni tienen posibilidad de contar  que se han operado, pues debieran haber nacido perfectas, ni de que les ha dolido por ser un tema secreto.

Las personas preocupadas por una sociedad igualitaria llamamos a esto Violencia estética , es una violencia sutil que esta inserta en los valores sociales según los cuales todos nos guiamos y que el sociólogo francés Bourdieu  llamo violencia simbólica.  Son las reglas del opresor metidas en la mente del oprimido  con toda normalidad . Es el capitalismo y el sexismo dentro de nuestras cabezas de mujeres. Frente a esta situación necesitamos que los gobiernos formados también por mujeres conscientes de esto trabajen por limitar los abusos de los medios de comunicación y de la publicidad y el marketing usando los cuerpos de las mujeres como si fuéramos cosas que adornan y a las que se manipula.
No añadiremos leña al árbol caído pero no podemos glorificar como gestoras de su propia identidad a las mujeres que se someten a el riesgo de morir por ser "más bellas "

Nos preocupa y queremos resaltar la falta de control en la actuación de  las clínicas estéticas, que desde luego deben cumplir unas normas, si quieren seguir funcionando y si nos las hubiera deben elaborarse para proteger a las personas que las usen.
Nos preocupa que existan padres que sean capaces de permitir que se actué sobre los cuerpos de sus hijas menores de edad , sabiendo que sus cuerpos cambiaran y que siempre llevaran el lastre de los implantes, las cicatrices ....
Nos preocupa que frente a  seres humanos bellos y perfectos les trasmitan esa idea de imperfectas cuando esa imperfección donde esta es en sus manipuladas cabezas.
Nos preocupa que parezca normal actuar sobre cuerpos sanos y en equilibrio en aras a seguir reglas marcadas por otros en lugar de intentar una sociedad diversa con personas altas, bajas, gordas, flacas, blancas, negras,....

Vemos miles de buitres tratando de sacar dinero de las inseguridades ajenas y nos gustaría que se trabajara más sobre la seguridad de las personas que sobre sus cuerpos .
Las mujeres deberíamos cuestionarnos el modelo que se trasmite por los medios y exigir respeto . No somos Barbies. Somos seres humanos inmersos en trabajos, maternidades y construcciones mucho más importantes que el tamaño de nuestros senos o la forma de nuestra nariz. El modelo que nos quieren imponer de mujer con tacones que se mueve torpemente, con uñas largas y decoradas que le dificultan trabajar, cuerpos delgados sometidos a ayunos solo nos limita y no nos deja avanzar en nuestras realizaciones personales y nos hace más pobres y dependientes.

Es triste oír que algún doctor opina que queremos cazar maridos, cuando sabemos que somos valiosas y que la vida de cualquiera que nos acompañe sera mejor a nuestro lado .
Según estudios realizados las mujeres que siguen el modelo estereotipado logran menos sus objetivos , pues no es solo un tema de imagen es también de comportamiento. Un comportamiento más servil y acomodaticio y menos critico a las reglas impuestas .
Insistimos no podemos dejar al mercado imponer sus reglas, no hace mucho una empresa francesa ha realizado un anuncio en el que las modelos aparecen como prostitutas hablando con sus clientes. ¿permitiremos esto ? ¿respetaremos a nuestras madres, a nuestras hijas y a nuestras compañeras ? ¿respetaremos el cuerpo que nos sirve de vehículo y crecimiento ? Nosotras tenemos la palabra.

Recordamos que “Los Derechos Humanos son derechos inalienables y pertenecientes a todos los seres humanos,  son necesarios para asegurar  el mantenimiento de una calidad de vida digna, y están garantizados a todas las personas en todo momento y lugar.”
Entre  sus objetivos esta  el  garantizar   la integridad física del cuerpo y es claro que las violencias estéticas atentan  contra nuestro derechos como humanas lo que exigiría unas medidas claras de protección y apoyo por parte de las autoridades.

jueves, 29 de agosto de 2013

El gobierno que no respetaba a las mujeres (o qué fue de La Niña de Rajoy)


#SoyFeminista.
#MeAvergonzaríaDeNoSerlo
#ElGobiernoQueNoRespetabaALasMujeres

ENSAYO PARODIADO DIDÁCTICO FEMINISTA

LA AUTORÍA DE LOS AUDIOVISUALES EMPLEADOS PERTENECE A:

- "Amanecer en #Ofeliaresiste", por Jaime Alekos.
- "Médicos por la sanidad pública", Afem Princesa.
- "Por favor, dejadme tener dignidad", Cádiz Directo.
- "La mujer, cosa de hombres", Isabel Coixet, RTVE.
- "Interview with Simone de Beauvoir", Cuestionnaire.
- "Ana Rubio_¿Qué significa la igualdad en derechos?", Cenicientas 3.0.
- "El Soul de la bata blanca", El País.
- "Por ti, por mi, por todxs", Márgaro.
- "Entrevista a Rajoy", VEO7.
- "La niña de Rajoy", RTVE.
- "Clases para Wert. Historia", Clases para Wert y Stop Ley Wert.
- "12M 15M. Detención de Laura en Sol".
- "Tipical Girls", The Slits.
- "Ain't got no home", Nina Simone.
- "Canal 7", TV Publica Argentina. 
- "Varios Artistas-Falangista Soy", The Orchard Music.
- "No se nace mujer, Simone de Beauvoir" (documental).
- "La Policía abre expediente por falta grave a tres antidisturbios", Efe.
- "Informativos, Más vale tarde, La Noche, La Sexta: Columna y Al Rojo Vivo", La Sexta.
- "La sexualidad de la mujer en la República", UNED.
- "Réponse de femmes",Agnès Varda.
- Estudio Social La Caixa sobre Dependencia.
- #Escrache feminista.
- "Los Chicos con la chicas" (1967).
- La Tuerka.
- Europapress.
- RTVE.
- 13TV.
- Antena 3.
- Filmoteca Española.
- NODO, RTVE.
- Soitu.es.
- LasMalasLenguas.es.

Gracias y todo nuestro apoyo a:
#EscracheFeminista
#Ofeliasequeda (nos necesitan, por cierto).
#SanidadPública
#EducaciónPública
#LeydeDependencia
#StopDeshaucios

NOTA: Si alguien quiere que modificar algo o reclamar derechos, que nos lo comunique personalmente y lo solucionaremos.

Según la Ley de Propiedad Intelectual:

Artículo 32.1. Es lícita la inclusión en una obra propia de fragmentos de otras ajenas de naturaleza escrita, sonora o audiovisual, así como la de obras aisladas de carácter plástico o fotográfico figurativo, siempre que se trate de obras ya divulgadas y su inclusión se realice a título de cita o para su análisis, comentario o juicio crítico.

Artículo 33. Trabajos sobre temas de actualidad:

1. Los trabajos y artículos sobre temas de actualidad difundidos por los medios de comunicación social podrán ser reproducidos, distribuidos y comunicados públicamente por cualesquiera otros de la misma clase, citando la fuente y el autor si el trabajo apareció con firma y siempre que no se hubiese hecho constar en origen la reserva de derechos...

Artículo 39. Parodia:

No será considerada transformación que exija consentimiento del autor la parodia de la obra divulgada, mientras no implique riesgo de confusión con la misma ni se infiera un daño a la obra original o a su autor.
AntropologíaVisual.Info·

El sur de España sufre el doble de delitos de violencia de género que el norte

La violencia de género no tiene nacionalidad ni región de origen. En España, en 2012, 85 mujeres fueron asesinadas por hombres y se registraron 136.720 delitos de violencia de género en los tribunales de todo el país, según la estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Pero fue en las provincias del sur del Estado donde el número de delitos registrados en sede judicial fue mayor.

El dato, que El Confidencial ha obtenido tras el análisis de la información de los tribunales de las 52 provincias españolas, no se refiere a números absolutos. Indica la cantidad de delitos registrados por 10.000 mujeres en cada provincia. Es con esta cifra en la mano que se puede afirmar que, el pasado año, Málaga batió récords. En esta provincia andaluza hubo 96,2 delitos de violencia de género por cada 10.000 mujeres, contra una media española de 47,8. Alicante, Baleares y Sevilla también destacaron con más de 80 delitos por cada 10.000 mujeres. Al otro extremo, se situaron Teruel y Palencia, las únicas dos provincias del Estado en las que se registraron menos de 20 delitos por cada 10.000 mujeres.

El número total de delitos incluye varios tipos de violencia. En su gran mayoría(un 77%) son casos de lesiones y malos tratos, pero la estadística judicial también incluye delitos contra la libertad personal y sexual, contra la integridad moral o los derechos familiares, además de quebrantamientos de las penas o de las medidas.

El dato puede tener relaciones con las diferencias culturales de cada región y el papel que la mujer juega en ella. Sin embargo, limitar las explicaciones a este concepto sería erróneo: “Donde el nivel sociocultural y adquisitivo es más bajo, se suelen registrar más denuncias”, explica Blanca Vázquez, experta en peritaje psicológico sobre la violencia de género. “La gente que tiene menos poder adquisitivo suele pedir ayuda a los servicios sociales, de los cuales la mayoría de casos acaba judicializados. Un mejor nivel económico permite pasar por otros medios, desde el divorcio hasta recurrir a un psicólogo”, detalla. Admite, eso sí, que siempre hay algún "dato oscuro", poco claro, a la hora de buscar las explicaciones de los malos tratos de un hombre sobre su pareja o expareja.

¿Protección?

Los mismos datos indican la delicadeza del tema en cuestión. Basta comparar los delitos con las órdenes de protección. Se trata de resoluciones judiciales que la misma víctima, pero también el juez o el fiscal que llevan cada caso, puede pedir. Puede desembocar en una orden de alejamiento, así como en prohibiciones de comunicación entre agresor y víctima. En los casos más graves, se llega a penas de prisión.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, las órdenes de protección no llegan a 14 por cada 10.000 mujeres en la provincia de Málaga. En todo el Estado, la provincia en la que se registraron más órdenes fue Cuenca, con 23,7 por cada 10.000 mujeres. La media nacional, de 13,5, no alcanza la mitad de la media de delitos.

Sobre el desequilibrio entre estos datos, Amnistía Internacional España llamó la atención a finales de 2012. La organización alertó de que, desde la entrada en vigor de la Ley Integral contra la Violencia de género en 2005, no se eliminaron las "trabas en la asistencia letrada o en la denegación de órdenes de protección de mujeres en riesgo". Asimismo, señalaba el significativo descenso en la concesión de este tipo de resoluciones.

Evolucionando

En la mayoría de comunidades autónomas, la evolución en los últimos años es positiva. Hablando, esta vez sí, de números absolutos, los delitos registrados en los tribunales españoles han descendido un 2% desde 2008. Sin embargo, cabe tener en cuenta que el número de denuncias de mujeres maltratadas ha bajado un 9,6% durante los últimos cinco años, según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.

No en todas las provincias el dato es positivo. Como se puede explorar en el siguiente gráfico interactivo, en Sevilla el aumento registrado de delitos fue del 78%. El incremento afecta también al norte, donde fue del 52%.

Delitos por violencia de género

2324
2008
2466
2009
2300
2010
2025
2011
1717
2012

domingo, 25 de agosto de 2013

Guía sobre la trata de mujeres hecha por mujeres tratadas

Esta Guía sobre Trata de Mujeres es el producto de tres años de investigación por parte de mujeres que han escapado de la trata. A través de un proceso de investigación innovador y empoderador, mujeres que fueron víctimas de la trata se convirtieron en protagonistas de análisis y cambio.
Según informa Ameco Press, dialogaron y compartieron sus experiencias sobre cómo salir de la trata y rehacer sus vidas. Analizaron los mecanismos de apoyo a víctimas; investigaron sobre los manuales e instrumentos; y finalmente decidieron resumir sus propias experiencias y recomendaciones en esta publicación.
La Guía sobre Trata de Mujeres ha sido producida por Mujer Frontera, una red de mujeres que han logrado salir de la trata. Es un documento escrito por mujeres supervivientes para mujeres víctimas. También está dirigido a personas, organizaciones a instituciones que trabajan en la prevención de la trata y la asistencia a víctimas.
Las mujeres que han participado son de Colombia, Brasil, Pakistán, Etiopía, Guatemala, México, El Salvador, Argentina, Rumanía, Filipinas, Senegal, Bolivia, Marruecos y República Dominicana. Se ha basado en sus experiencias y propuestas como víctimas de la trata de personas en Norte América, Europa y Asia.
Ayudar para que sus reflexiones y propuestas tengan incidencia dentro de los espacios sociales e institucionales que trabajan en la prevención de la trata y en la asistencia a víctimas. También busca ayudar y acompañar a otras víctimas de trata.
El proyecto Mujer Frontera tiene como objetivos principales: Hacer visibles a las víctimas de trata como sujetos sociales con capacidad de reflexión y de acción. Recordar lo obvio: las víctimas de trata son mujeres, son personas con todos sus derechos. (Nuria Varela)

¿Por qué la violencia contra los hombres no es violencia de género?

Aquí un fragmento de un texto que nos sirve de respuesta frente a esa pregunta. ¿Qué es la violencia de género? 

Desde La Red PAR (Periodistas de Argentina en Red-Por un periodismo no sexista)quiere advertir sobre la correcta utilización del término violencia de género advertimos que, si bien el término “género” se utiliza tanto con respecto a mujeres como a varones, incluye el análisis de la relacióvincular entre ambos en la cual el poder no está ausente. Debido a este vínculo asimétrico, en todos los países del mundo las víctimas de violencia de género son mujeres entre un 90% y 95% de las veces; los varones son mayoritariamente victimarios y se presentan como víctimas sólo entre un 4% y un 10% de las veces. Por esta razón, la práctica llevó a asimilar el término de violencia de género como violencia contra las mujeres y no contra los varones.

Esta violencia específica contra las mujeres tiene su raíz en un sentimiento de propiedad de los varones sobre ellas, que los lleva a no tolerar situaciones en las que manifiesten su libre albedrío, y reúne dos características que no se dan en ningún caso en el que las víctimas son los varones. Por un lado, la mencionada dimensión del fenómeno. Por otro, la naturalización social. La violencia contra las mujeres se perpetúa en el tiempo porque hay amplios sectores de la sociedad que no solo no la denuncian, sino que la ignoran y hasta la aprueban. Según el informe El Progreso de las Mujeres  en el Mundo- En busca de la Justicia, presentado por ONU- en el 2011, en 17 de un total de 41 países: una cuarta parte o más de las personas opina que es justificable que un hombre golpee a su esposa. Además, estadísticas de la cátedra UNESCO de Chile dan cuenta de que en la actualidad dos de cada tres mujeres en el mundo atravesaron o van a estar expuestas a episodios de violencia a lo largo de su vida.

Por estas razones, desde la RED PAR –y en consonancia con investigaciones y analistas en el tema- decimos que no es correcto utilizar el término “violencia de género” para hablar de la violencia que sufren los varones en su condición de tales y que representan casos minoritarios dentro de la problemática,  donde, además, no está en juego la condición masculina. Lo correcto es utilizar el término “violencia de género” para referirnos a la violencia sufrida por las mujeres. Situación para la cual, tal como mencionamos en nuestro Decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra la mujer, también puede hablarse de violencia machista.

Además, existe una violencia de género contra las mujeres más allá del ámbito doméstico, ejercida desde la sociedad, en la naturalización de los comportamientos que las excluyen y por los que padecen inequidades en el campo legal, económico, de la medicina, laboral y en todas las instituciones reguladas desde la mirada patriarcal que les ha asignado pautas asimétricas con respecto a los varones.  

La Red PAR –Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista-es un colectivo conformado por más de 160 periodistas mujeres y varones de distintos lugares del país, que trabajan por la erradicación de cualquier tipo de violencia de género, por la visibilización de la condición social de las mujeres y por la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones.

domingo, 18 de agosto de 2013

Cincuenta sombras de un maltratador

E. L. James, autora de 'Cincuenta sombras de Grey'
Cada ejemplar vendido de Cincuenta sombras de Grey (Grijalbo, 2012) es un ataque a la mujer. Tanto el abuso emocional como el sexual están presentes en cada uno de los encuentros entre la pareja protagonista. Eso es lo que sostiene un estudio que analiza la intensa relación entre Christian y Anastasia. Para las investigadoras, las cuatro semanas condensadas en 544 páginas pueden ser una ficción pero la normalización social de la violencia contra la mujer que incluye es real.
Dejando a un lado las críticas a su calidad literaria, la trilogía iniciada con Cincuenta sombras de Grey es el fenómeno de lo que va de década. Fue el libro más vendido en España el año pasado y eso que su primera edición apareció en junio. Hasta febrero pasado los tres libros superaron losdos millones de ejemplares vendidos. Todo un logro para una obra de contenido erótico. El kit de juguetes sexuales basado en la relación de dominación del multimillonario Christian sobre la estudiante Anastasia se está vendiendo como rosquillas y ya se prepara la película. Hay quienes aseguran que ha mejorado la vida sexual de las mujeres. Sin embargo, la ciencia dice que todo está montado sobre una relación patológica.
“Nuestro análisis revela que Christian usa patrones de abuso interrelacionados. Acosa, intimida, aísla y humilla a Anastasia. Ejerce violencia sexual, recurriendo al alcohol y a la intimidación”, dice la experta en métodos cualitativos y dinámicas de violencia de género, Amy Bonomi. Junto a otras dos colegas especializadas en sexualidad y género de las universidades Michigan State y Ohio State (ambas de Estados Unidos) han pasado Cincuenta sombras de Grey por el tamiz de la ciencia y su conclusión, publicada en Journal of Women’s Health, es que “esos patrones de abuso concuerdan con la definición de violencia de género y sexual del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos”, añade.

Portada de Journal of Women's Health, donde se ha publicado el estudio.
Las investigadoras analizaron el libro separando el abuso emocional de la violencia sexual. El primero es el marco donde nacen los abusos sexuales de Christian sobre Anastasia. Tras repasar toda la obra y en especial los encuentros de los protagonistas por separado, las autoras del estudio sometieron sus resultados a la revisión de expertos en literatura, abusos sexuales y hasta en bondage, dominación y sadomasoquismo, es decir en BDSM. La referencia a estas formas de sexualidad alternativa es clave porque tanto la autora deCincuenta sombras de GreyE. L. James, como muchos de sus lectores creen que lo que hay entre Christian y Anastasia es una relación de dominación rodeada de un halo de romanticismo.
Pero Christian no es un amo ni Anastasia una sumisa. Para las investigadoras, él es un maltratador y ella una maltratada y entre ellos no hay BDSM sino maltrato. Desde la escena en la que el joven multimillonario se presenta en la ferretería donde trabaja la estudiante, Christian controla todos los aspectos de la relación usando tácticas de abuso emocional, tal como las describe el CDC. El acoso en forma de presentarse allí donde Anastasia menos se lo espera, los regalos excesivos como el Audi o la rara trilogía de libros ingleses del siglo XIX o el progresivo aislamiento de sus amigos y su madre a la que es sometida, todo encaja con el patrón de un maltratador. Hasta el recurso a su dura infancia es una estrategia emocional de Christian propia de maltratadores.
Y Anastasia encaja con el de una maltratada. “Experimenta las reacciones típicas de una mujer abusada: percepción de la amenaza, modulación de su propia conducta para evitarse problemas en la relación y pérdida de identidad”, explica Bonomi. Poco a poco, Anastasia va perdiendo el control y sientiéndose atrapada en la relación y “va mecanizando sus comportamientos en respuesta a los abusos de Christian”, añade.
De forma paralela al abuso emocional se produce el sexual. De los 13 encuentros sexuales de la pareja, todos tienen una alta carga de violencia ejercida por Christian, incluyendo el uso de alcohol, como la primera vez en su apartamento, y la intimidación, como durante toda la cena que celebran en la casa de los padres de él, y todo para someter la voluntad de Anastasia. De nuevo, las definiciones de la violencia sexual del CDC destacan el papel del alcohol y la intimidación para practicar sexo no deseado.
En el BDSM (la firma del contrato entre dominador y dominada ocupa buena parte de los encuentros entre Christian y Anastasia)  se recomienda no usar alcohol o drogas y, más importante aún, por muy extrema que sea la práctica sexual, ésta tiene lugar en el marco de unos límites pactados por las dos partes en términos de igualdad. En Cincuentas sombras de Grey no hay ese pacto entre iguales, sólo imposición por parte del hombre.
El hecho de que se trate de una novela de ficción no suaviza, según las investigadoras, la normalización que el libro hace de la violencia de género. “La cultura popular y las imágenes en los medios, reales o no, que dan glamour a la violencia contra las mujeres perpetúan un problema global real. Nuestro análisis arroja luz sobre la tolerancia de la sociedad hacia esta violencia”, sostiene Bonomi.
El final de la historia (atención, no seguir si piensa leer el libro) parece que redime a la protagonista. Tras ser azotada por Christian, Anastasia decide abandonarlo y recuperar su dignidad. Pero es una falsa liberación, en la segunda parte de la trilogía, Cincuenta sombras más oscuras, Anastasia vuelve a verlo sólo tres días después de ser azotada.
Las propias investigadoras recuerdan en su estudio que el éxito de la novela entre las mujeres está siendo enorme. Pero rechazan la idea de que suponga ninguna liberación sexual para la mujer. “Para entender porqué la novela es tan popular entre las mujeres, tendríamos que preguntárselo directamente a ellas”, concluye Bonomi.

Las mujeres desempleadas cobran peores prestaciones que los hombres

Actualmente, 2.852.801 personas cobran algún tipo de prestación por desempleo en España. Más de la mitad de esas personas son hombres. La estadística revela, además, una diferencia sustancial entre las prestaciones de hombres y mujeres: las desempleadas cobran peores subsidios que los desempleados.
Del total de beneficiarios, son 1.289.200 las personas que perciben una prestación contributiva, que son de mayor cuantía que los subsidios asistenciales que se cobran una vez agotada la prestación. De ellas, 742.200 son hombres y 547.100, mujeres. La diferencia entre lo que cobran unos y otras es sustancial: la cuantía media diaria que perciben los hombres es de 30,2 euros, mientras que las de las mujeres es de 25,7 euros.
Esta brecha es la consecuencia de los peores salarios que, en general, cobran las mujeres y de la mayor precarización del empleo femenino: a peores sueldos y contratos, peores prestaciones.
Las diferencias entre las prestaciones de trabajadores y trabajadoras se mantienen en todas las franjas de edad. En la que concentra a la mayor parte de la población trabajadora (entre 25 y 54 años), la brecha es de casi cinco puntos: la cuantía media para las mujeres es de 25,9 euros frente a los 30,08 de los hombres. La diferencia es más acusada cuanto mayor es la edad: a partir de los 55 años, la brecha es de siete puntos. Las desempleadas de más de 55 años cobran de media diaria 25,5 euros, mientras que los desempleados perciben 32 euros.
Las paradas de menos edad también cobran menos que los hombres: entre los 16 y los 19 años, las mujeres perciben casi dos euros menos de media que los hombres. La brecha es algo mayor en la franja de entre 20 y 25 años: las desempleadas cobran de media 20,4 euros diarios, mientras que los hombres perciben 23,9 euros.
A.Requena-Eldiario.es

jueves, 15 de agosto de 2013

El síndrome de Estocolmo en mujeres maltratadas

A pesar de que en la actualidad las cifras de incidencia en lo relativo a la violencia contra la mujer ejercida por esposos o compañeros sentimentales, o en el marco de relaciones afectivas de otro tipo, están ganando en publicidad progresivamente con respecto a épocas anteriores, lo cierto es que aún queda mucha realidad oculta por conocer.

Al tiempo que varios son los factores que han contribuido a que los contornos del fenómeno se expongan a la luz pública denunciados por la mujer, diversos son también los elementos que ayudan a que el silencio de la víctima sea un obstáculo en la búsqueda de vías de solución para numerosos casos de violencia contra las mujeres. Entre estos últimos, entre los elementos que mantienen a la mujer en silencio sobre el maltrato que está sufriendo, se pueden contar diversos procesos paralizantes relacionados y generados por el miedo, la percepción de una ausencia de vías de escape o salida por parte de la víctima, y la carencia de recursos alternativos, sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no vislumbran, por causas variadas, un apoyo externo viable.

Sin embargo, quienes trabajan buscando explicaciones y líneas de actuación para sofocar el fenómeno de la violencia y atajar sus consecuencias, conocen que en no pocas ocasiones mujeres a las que se supone una independencia personal o económica y una posibilidad de acceso a recursos alternativos continúan en relaciones donde sufren violencia. Estas mujeres, que desarrollan actividades que hacen pensar que no están sometidas a una parálisis o retracción por miedo y que incluso llegan a emprender
con éxito iniciativas en varios ámbitos de sus vidas, parecen sin embargo incapaces de denunciar a sus agresores, con quienes siguen conviviendo, y mucho menos de abandonar la relación. Por otra parte, este tipo de mujeres, de perfil social considerado más independiente, y aquellas otras de dependencia más ligada a un núcleo familiar del tipo que sea, comparten la reacción paradójica de desarrollar un vínculo afectivo todavía más fuerte con sus agresores, defendiendo sus razones, retirando denuncias policiales cuando han tenido un momento de lucidez y las han presentado, o deteniendo procesos judiciales en marcha al declarar a favor de sus agresores antes de que sean condenados. Estos efectos paradójicos se producen y quizás sea tiempo de ir buscando sus mecanismos y líneas de intervención.

Algunos teóricos han tratado de arrojar luz sobre la ocurrencia de estos vínculos paradójicos entre víctima y agresor, fundamentalmente apelando a claves afectivas o emocionales que aparecen en el contexto del entorno traumático. Dutton y Painter (1981) han descrito un escenario en el que dos factores, el desequilibrio de poder y la intermitencia en el tratamiento bueno-malo, generan en la mujer maltratada el desarrollo de un lazo traumático que la une con el agresor a través de conductas de docilidad. Según Dutton y Painter, el abuso crea y mantiene en la pareja una dinámica de dependencia debido a su efecto asimétrico sobre el equilibrio de poder, siendo el vínculo traumático producido por la alternancia de refuerzos y castigos. Sin embargo, esta teoría descansa aparentemente sobre la base del condicionamiento instrumental que, desde nuestra perspectiva, es válido para dar cuenta de algunos aspectos del repertorio de victimitación (principalmente de aquellos referidos a la indefensión aprendida), pero falla en cubrir el complejo aparato psicológico asociado con este tipo de vínculos paradójicos. Según nuestro entendimiento, la incertidumbre asociada a la violencia repetida e intermitente es un elemento clave en el camino hacia el desarrollo del vínculo, pero no su causa única. Además, la teoría no toma en consideración que alguna esfera de desequilibrio de poder es en cierta medida inherente a muchas relaciones humanas: en las parejas traumáticas no parece ser una consecuencia sino un antecedente al abuso.

Otro modelo que busca una explicación para el comportamiento paradójico de las mujeres maltratadas es el tratamiento factorial de Graham sobre reacciones tipo síndrome de Estocolmo en mujeres jóvenes que mantienen relaciones de noviazgo (Graham, Rawlings, Ihms, Latimer, Foliano, Thompson, Suttman, Farrington y Hacker, 1995). Su modelo factorial toma la forma de una escala de evaluación de 49 ítems alrededor de un núcleo caracterizado por distorsiones cognitivas y estrategias de coping, y dos
dimensiones secundarias denominadas ‘daño psicológico’ y una más ambigua ‘amor-dependencia’. La teoría de Graham, de propósitos evaluativos, perfil topográfico y metodología correlacional, fue diseñada para detectar la aparición de síntomas del síndrome de Estocolmo en mujeres jóvenes sometidas a abuso por parte de sus compañeros sentimentales, y está basada en la idea de que el síndrome es el producto de un tipo de estado disociativo que lleva a la víctima a negar la parte violenta del comportamiento del agresor mientras desarrolla un vínculo con el lado que percibe más positivo, ignorando así sus propias necesidades y volviéndose hipervigilante ante las de su agresor (Graham y Rawlings, 1991). Sin embargo, mientras esta explicación puede ser válida para describir alguno de los procesos globales implicados en el síndrome, no proporciona una hipótesis teórica sobre la naturaleza del proceso traumático más allá de algunos de sus elementos constituyentes.

Por nuestra parte, ante el déficit de teorías que den cuenta con la mayor precisión de los procesos y dinámicas psicológicas en este tipo de efectos paradójicos, y trabajando en una estructura teórica similar para el Síndrome de Estocolmo (Montero, 1999), hemos desarrollado un modelo aplicable al ámbito de la violencia ejercida contra la mujer.

La hipótesis, presentada bajo el título ‘FEATURING DOMESTIC STOCKHOLM SYNDROME. A COGNITIVE BOND OF PROTECTION IN BATTERED WOMEN’ en el XIV Congreso de la International Society for Research on Aggression, celebrado en Valencia entre el 9 y el 14 de julio de 2000, trata de exponer una estructura secuencial de reacciones psicofisiológicas que, de un modo dinámico, acaban por generar en la mujer una variante del Síndrome de Estocolmo clásico (Montero, 2000).

Sin entrar en descripciones demasiado técnicas, el Síndrome de Estocolmo Doméstico (abreviadamente SIES-d) sería descrito como un vínculo interpersonal de protección, construido entre la víctima y su agresor, en el marco de un ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción en la víctima de un modelo mental (red intersituacional de esquemas mentales y creencias). La víctima sometida a maltrato desarrollaría el SIES-d para proteger su propia integridad psicológica y recuperar la homeostasis fisiológica y conductual.

La caracterización del SIES-d vendría determinada por un patrón de cambios cognitivos, su funcionalidad adaptativa y su curso terminal como resultado de un proceso reactivo acaecido en la víctima ante la situación traumática. El proceso abarcaría cuatro fases: desencadenante, reorientación, afrontamiento y adaptación. En la fase desencadenante, las primeras palizas propinadas por el esposo romperían el espacio de seguridad previamente construido por la pareja sobre la base de una relación afectiva, espacio
donde la mujer había depositado su confianza y expectativas: esta ruptura desencadenaría en la víctima un patrón general de desorientación, una pérdida de referentes, reacciones de estrés con tendencia a la cronificación e, incluso, depresión. En la fase de reorientación, la mujer busca nuevos referentes de futuro y trata de efectuar un reordenamiento de esquemas cognitivos en base al principio de la congruencia actitudinal, todo ello en orden a evitar la disonancia entre su conducta de elección y compromiso con la pareja y la realidad traumática que está viviendo. La mujer se autoinculpa de la situación y entra en un estado de indefensión y resistencia pasiva, llegando así a una fase de afrontamiento, donde asume el modelo mental de su esposo y busca vías de protección de su integridad psicológica, tratando de manejar la situación traumática. En la última fase de adaptación, la mujer proyecta parte de la culpa al exterior, hacia otros, y el Síndrome de Estocolmo Doméstico se consolida a través de un proceso de identificación y alrededor del modelo mental explicativo del esposo acerca de la situación vivida en el hogar y sobre las relaciones causales que la han originado. 

El SIES-d, como un tipo de trastorno de adaptación, sería el responsable del efecto paradójico encontrado en muchas mujeres que sufren maltrato en sus hogares, según el cual las víctimas defenderían a sus agresores como si la conducta agresiva que exhiben hacia ellas fuera el producto de una sociedad injusta, y estos mismos esposos fueran víctimas de un entorno que los empujara irremediablemente a ser violentos. Las mujeres maltratadas afectadas por el SIES-d, sobre la base de la asunción de las explicaciones esgrimidas por sus esposos o compañeros, retardarían indefinidamente la denuncia de la situación a las autoridades, observándose una gran proporción de casos de agresión en este ámbito que no salen del entorno donde se producen por la incapacidad de la víctima de denunciar los hechos. Incluso en numerosas de estas ocasiones, las denuncias por  vía penal presentadas ante la autoridad judicial o policial son retiradas por las propias víctimas antes de que se traduzcan en sanciones efectivas para los agresores, creándose un círculo vicioso que mantiene las agresiones y sume a la víctima en un progresivo estado de deterioro personal. 

El adjetivo ‘doméstico’

Montserrat Boix, coordinadora de Mujeres en Red, ha llamado acertadamente mi atención sobre los condicionantes semánticos que podrían derivarse de la utilización del término ‘doméstico’ para calificar la manifestación del síndrome en el entorno que estamos analizando. En realidad el modificador ‘doméstico’ ha sido elegido por dos razones: una de precisión conceptual y otra de economía, mitad clínica, mitad cognitiva. Nos explicamos.

Si entendemos doméstico como referido únicamente al recinto limitado por el domicilio, es cierto que las mujeres no son únicamente maltratadas en el entorno doméstico y, además, no sólo por sus maridos, sino también por parejas con las que no conviven. El uso del término no niega esta realidad y tampoco deseamos que la categoría se aplique a elementos dentro del fenómeno de la violencia contra la mujer que no incluyan exactamente las características de un síndrome de Estocolmo. Si presuponemos, en cambio, que es en el ambiente doméstico donde más probabilidades tiene de gestarse en SIES-d, asumiendo implícitamente que se puede dar en otras configuraciones ambientales. Pero es que ‘doméstico’ no se utiliza en sentido restrictivo, sino aceptando que la acepción no se circunscribe de modo reductivo al espacio físico de la vivienda, sino que se amplía a un espacio más amplio de experiencias vivenciales que ejercen de elementos autorreferenciales. ¿Es posible negar que en la mayoría de los casos que se observen, de modo simbólico, la pareja afectiva pasa a formar parte del entorno doméstico entendido como anillo referencial primario para la identidad de la persona?.

Por último, desde una perspectiva clínica, la denominación apunta exactamente hacia lo que quiere definir, igual que desde un punto de vista de comprensión rápida por cualquiera que reciba el concepto SIES-d y sepa qué es el síndrome de Estocolmo clásico: la asociación entre doméstico, SIES y violencia contra la mujer es automática.

Por Andrés Montero
Sociedad Española de Psicología de la Violencia
AMontero@sepv.org
http://www.sepv.org

REFERENCIAS

-Dutton, DG; Painter, SL (1981). Traumatic bonding: the development of emotional attachments in battered women and other relationships of intermittent abuse. Victimology: an International Journal, 6: 139-155.
-Graham, DL; Rawling, EL (1991). Bonding with abusive dating partners: dynamics of Stockholm syndrome. In B. Levy (ed) Dating Violence, Women in Danger. Seattle, WA: Seal Press.
-Graham, DL; Rawlings, EL; Ihms, K; Latimer, D; Foliano, J; Thomson, A; Suttman, K; Farrington,
M; Hacker, R (1995). A scale for identifying Stockholm syndrome reactions in young dating women: factor structure, reliability and validity. Violence and Victims 10 (1): 3-22.
-Montero, A (1999). Shaping the etiology of the Stockholm Syndrome: hypothesis of the Induced Mental Model. IberPsicología, 5 (1):4
-Montero, A (2000). Featuring Domestic Stockholm Syndrome: a cognitive bond of protection in battered women. Proceedings of the XIV World Meeting of the International Society for Research on Aggression. 

http://www.masterforense.com/pdf/2005/2005art4.pdf 
http://www.nodo50.org/mujeresred/violencia-am.html

miércoles, 14 de agosto de 2013

Millones de niños trabajan como mineros esclavos en México

Su bajo peso y estatura les permite introducirse fácilmente en tiros de minas de carbón, en una especie de cubos, a varios metros de profundidad; laboran de ocho a 12 horas por jornada y reciben la tercera parte, o menos, del pago de un adulto. Son los niños mineros que abundan en la región carbonífera de México, que sin protección alguna, con pagos miserables y sin oportunidades de estudiar, arriesgan sus vidas por necesidad económica.
Aun cuando oficialmente se minimiza el problema de los infantes mineros, la Familia Pasta de Conchos (FPC) estima que en aproximadamente 18 por ciento de los yacimientos de carbón laboran menores de edad. Este dato es alarmante, porque demuestra, entre otras cosas, que son contratados por pequeños productores, señala.
Por la forma en que están ubicados los pocitos –donde más los contratan, aunque también en empresas formales-, es fácil esconder a los niños cuando los inspectores se acercan o se les da el pitazo de que los han visto en la zona.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil que de los 3.5 millones de niños que laboran en el país, cerca de 600 mil lo hacen en actividades riesgosas, como el campo, la minería y la construcción.
En este sentido, México no ha ratificado aún el convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima de admisión al empleo; sin embargo, la Secretaría del Trabajo indicó que ya se ocupa del tema y pronto el gobierno ratificará el acuerdo internacional, pero ha argumentado además que la reforma laboral contiene diversas regulaciones que sancionan el empleo de menores.
La realidad es que se siguen contratando niños en la región carbonífera del país, prácticamente en condiciones de esclavitud y en labores que les provocan daños físicos permanentes, según la FPC.
Víctimas de mutilación y muerte
Esta organización denuncia que los menores de edad también son víctimas de mutilaciones y muerte en los siniestros mineros, como el ocurrido en el pocito 3 Ferber de la empresa Binsa, donde se constató que laboraban varios menores de edad y jóvenes de 19 años tenían tres trabajando en la compañía sin registro en el Seguro Social y con salarios sustancialmente más bajos que los normales. No obstante, el gobierno de Felipe Calderón señaló que sólo un menor, Jesús Fernando Lara, trabajaba en esa mina por periodo vacacional.
El trabajo de los menores, además de bajar los costos de producción, permite que los niños y jóvenes que no han alcanzado la estatura de un adulto se desplacen fácilmente dentro de los pocitos, que suelen tener 1.5 metros de altura. Por lo barato de su mano de obra y por su estatura, son una buena opción para los poceros, establece FPC en su quinto informe.
En tanto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió el informe especial sobre las condiciones de seguridad e higiene en la zona carbonífera de Coahuila, en el que estableció que menores y adolescentes continúan trabajando en minas pequeñas y de tipo artesanal, incluso en yacimientos abandonados que carecen de permiso para operar, en labores como extracción, transporte y limpieza de minerales.
El documento detalla que los niños trabajan en condiciones deplorables, con jornadas excesivas y a temperaturas extremas, manejan maquinaria pesada y herramientas sin protección y entran en contacto con productos químicos que en muchos casos dejan secuelas físicas irreparables.
La OIT estima que en el mundo cerca de un millón de menores de cinco a 17 años realizan actividades mineras y de cantería. Los niños deben afrontar un trabajo duro y peligroso y prescindir del acceso a la escolarización, la sanidad u otras necesidades básicas, por lo que se han puesto en marcha programas experimentales con ayuda de esta organización mundial para erradicar dicha forma de trabajo infantil.

La crisis acentúa los roles de género tradicionales

Los roles de género se están viendo agudizados en medio de la crisis. Ésta es la conclusión que se desprende del Informe Juventud en España 2012 (Injuve), publicado este lunes, un estudio que analiza cada cuatro años varios indicadores sobre la situación de los jóvenes en temas como el empleo, la igualdad de oportunidades, la salud o la educación.
En cuanto a la igualdad de derechos entre los géneros, se observa un retroceso a varios niveles. El modelo de familia “ideal” sigue siendo aquel en que el hombre y la mujer trabajan fuera de casa y se reparten las tareas domésticas. Sin embargo, el porcentaje en todos los rangos de edad ha disminuido desde un 75% en 1999 a un 69’4% en 2012.
Entre los varones, sólo un 66’6% prefiere un modelo de familia igualitario y es destacable que aún un 14’1% de los jóvenes cree que es el varón el que debería trabajar fuera de casa y la mujer dentro.
En este contexto, los jóvenes son más igualitarios, ya que un 79’2% prefiere una familia en la que hombre y mujer se comporten del mismo modo, un porcentaje que tiene en los mayores de 65 años su otro extremo, en un 51’4%. No se debería olvidar que, entre los jóvenes, aún un 18’1 cree que la mujer debería dedicarse en mayor medida o a tiempo completo a cuidar del hogar y de los hijos.
La percepción de los jóvenes con respecto a la desigualdad de género varía, ya que un 47’8% de las mujeres cree que las desigualdades son elevadas, opinión que comparten sólo un 33% de los varones. Según la encuesta del Injuve, las mujeres consideran en mayor medida que los hombres que la situación de la mujer ha empeorado en casi todos los aspectos, sobre todo en los salarios, la compatibilización laboral y familiar y el acceso a puestos de responsabilidad.
Entre todos estos indicadores, sólo se salva la educación. Los jóvenes creen que es en este campo donde se han conseguido los mayores avances en igualdad de géneros.

L@s niñ@s maleta

Con la tragedia del accidente del tren de Santiago, la baraúnda de polémicas sobre la corrupción en el PP y ahora el desafío de Rajoy al Reino Unido en Gibraltar, ha pasado desapercibido tanto para la clase política -que de estos temas se ocupa poco- como para los medios de comunicación el proyecto del Código Civil que va a imponer la custodia compartida de los menores de un matrimonio en el momento del divorcio, incluso en los casos en que los cónyuges no estén de acuerdo o el fiscal no lo aconseje.
Y sin embargo esta simple reforma, reducida a pocas líneas, va a causar infinitas víctimas. Sobre todo niños.
Si hay actuaciones de las que me arrepiento profundamente es la de mi campaña continuada durante medio siglo para que se nombraran gabinetes de psicólogas y trabajadoras sociales adscritas a los juzgados, que emitieran informes sobre la conducta de los padres con el fin de que el juzgador tuviera elementos concretos y fiables para decidir cuál de ellos era el apropiado para detentar la custodia de los hijos.
Esa reivindicación la sostuve durante tantos años, creyendo, con total ingenuidad, que la formación académica y científica de los psicólogos establecería unas pautas objetivas sobre las que valorar la capacidad de los cónyuges para educar a los niños, y que, por la evidencia de la conducta continuada de las madres y los padres, y más en el momento del divorcio, daría sin duda alguna la custodia de los menores a la mujer, por ser quien está más preparada para criar y educar a los hijos. Teniendo en cuenta, además, como así ha sido, que una mayoría –la casi totalidad- de los profesionales de tales ramas serían mujeres.
Lo que no podía prever –los oprimidos nunca llegan a saber ni siquiera a imaginar los enormes medios que tiene el poder y la torticera manera de utilizarlo que conoce- era que las Facultades de Psicología y las Escuelas de Trabajo Social se convertirían en instituciones destinadas a formar profesionales en el más rancio y cruel patriarcalismo, y que los colegios de psicólogos se organizarían para defender a ultranza a esos profesionales dentro del más exclusivo corporativismo. De tal modo, la doctrina que allí impera es la de la clasificación de las mujeres en los tipos que los escritores, filósofos, psicólogos, políticos, de todos los tiempos nos han descrito: la mujer masoquista que se complace en sentirse víctima, la vampiresa que seduce a los hombres para arrastrarlos a la ruina, la frígida que no contenta a su marido, la descuidada en su arreglo y dotes personales que no puede atraer a ningún enamorado, la malhumorada y de carácter irascible que hace la desgracia de toda la familia, etc.etc.
Véase la producción filosófica y “científica” sobre este tema de Tertuliano, San Jerónimo, Boecius, Shopenhauer, Nietsche, Freud, etc. hasta nuestros días, con las actuales e indispensables aportaciones de escritores -y hasta de alguna escritora-,  de periodistas y de tertulianos televisivos españoles machistas, que repiten en sus escritos y comentarios sobre las mujeres los mismos juicios que nuestros clásicos.  Al mismo tiempo, excepto que el hombre haya asesinado o apaleado gravemente a la mujer -y aun así, que algo habrá hecho ella para provocarle, la violación nunca tiene verdadera importancia a la hora de emitir esos dictámenes psicológicos, ni por supuesto los abusos sexuales a los menores- el marido siempre es víctima de las tortuosas conspiraciones a que lo somete su mujer. Las Asociaciones de Madres contra la Custodia Compartida nos informan cotidianamente del terrible problema que se ha creado a las madres de niños pequeños con este nuevo sistema de reparto de los hijos y de la extremada crueldad con que los jueces –incluyendo a las juezas-, los fiscales, los psicólogos y las psicólogas y las asistentes sociales disponen de la vida y la felicidad de los menores y de las madres, en beneficio de los padres.
El padre por el deseo de vengarse cuando ha sido la mujer la que ha solicitado el divorcio o por no tener que pagar la pensión de alimentos, es evidente que en muchos casos los maridos no vienen haciéndolo, solicita la imposición de la custodia compartida de sus hijos, e inmediatamente tiene a su favor todo el entramado judicial.  Los juzgados, que aceptan complacidos las excusas de estos padres, que  alegan no tener recursos para pagar las pensiones, en muchos casos de 150 euros, no albergan el más mínimo interés en averiguar cómo éstos mismos progenitores que están en la miseria  pueden costearse buenos abogados, psicólogos y detectives.
Mientras tanto las madres tras los procesos de modificaciones de medidas quedan absolutamente en la ruina. Muchas afectadas han sufrido hasta seis modificaciones de medidas y todavía siguen en ello. Han visto depender su vida de los procesos judiciales, para defenderse de los cuales tiene que invertir todos sus recursos económicos y psicológicos. En ocasiones tanto los hijos como la madre descienden en calidad de vida hasta la evidente pobreza. Y esto es exactamente lo que los padres pretenden y a los que la justicia apoya incondicionalmente.
Al mismo tiempo, este régimen de vida perturba a los menores, que quedan muy afectados. La imposición de la custodia compartida está desestabilizándolos y las secuelas pueden llegar a ser irreversibles.
La situación está siendo tan grave y generalizada que han proliferado multitud de asociaciones de madres contra la custodia compartida, y alguna como la creada en Navarra, colectivo ADENI, por Coro Gracia Roncal, en contra del maltrato infantil. A través de ella, una veintena de madres y padres se han unido para defender los derechos de la infancia ante su “indefensión” por parte de las instituciones. Los detonantes: la negativa de niños, víctimas de conflictos, a ver a uno de sus progenitores y las carencias de los puntos de encuentro familiares. Gracia explica que se ha fomentado principalmente la mediación, que las parejas “se lleven bien”, por encima de la “voluntad” de los menores. La asociación denunciaba “que la familia no ha pasado por la necesaria transición democrática”, pero se manifestaba de tal forma porque no tiene información sobre el Patriarcado que supera, sobrevive e influye en cualquier democracia que no sea feminista.
El colectivo ADENI nace de la dura experiencia personal de la promotora tras haber batallado durante ocho años hasta conseguir que se “escuche y respete” la opinión de sus hijos, hoy de nueve y diez años, en su negativa a ver a su padre en el Punto de Encuentro Familiar. Se trata de un servicio de mediación, dependiente en Navarra de Política Social, que supervisa visitas derivadas en su mayoría de juzgados y en menor proporción de la sección de Menores del Ejecutivo foral. Coro compareció ante el Parlamento navarro para exponer sus reivindicaciones, compartidas por numerosos padres y madres agrupados en ADENI, con bases en Madrid y Andalucía, y contactos con todas las comunidades.
El colectivo pretende el estricto cumplimiento de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (1990) en el que los niños son sujetos de pleno derecho.  Gracia argüía que de acuerdo a lo que dice la ley los niños no tienen que ser escuchados hasta los 12 años, pero lo cierto es que la última modificación del Código Civil deja al absoluto arbitrio del juez la exploración de los menores sin límite de edad, por lo que podría realizarse incluso antes. Lo que en la realidad sucede es que los jueces suelen inhibirse de esta actuación y ni siquiera cuando han sobrepasado esa edad la practican, lo que no supone tampoco, en el caso de que sí lo hagan, que la conclusión que realicen sea mínimamente neutral. Sin embargo, la Convención de los Derechos del Niño lo valora desde los 5 años.
Con esta y otras muchas experiencias, el objetivo del colectivo consiste en “buscar la implicación, la involucración de todas las instituciones: educación, salud, servicios sociales… Que los pediatras vean los trastornos que sufren los niños y niñas que tienen problemas en los regímenes de visitas, que se impliquen los profesores, los jueces, fiscales, abogados, psicólogos, los profesionales de servicios sociales…”. Pero  a esta petición de la representante de ADENI las instituciones replicarán que  con la ley en la mano se están cumpliendo tales requisitos. En los procesos judiciales por la custodia de los menores están implicados los jueces, los fiscales, los abogados, los psicólogos, los trabajadores sociales y por supuesto los abogados. Lo que no se explica es cómo lo hacen. Porque los abogados cumplen con su misión cuando defienden a una de las partes en el litigio, independientemente de cuál de ellas tenga la razón, los jueces se limitan a observar al proceso y a dictar sentencias con un marcado sesgo patriarcal, los fiscales tantas veces no intervienen o se limitan a informar en beneficio del padre, y los psicólogos si son de parte ratifican la petición de cada una de ellas. Por tanto la petición de Coro Gracia peca de la ingenuidad que es el distintivo de todas las clases sometidas: su confianza en unas instituciones organizadas y provistas por los profesionales que aplican la ideología de la clase dominante.
El peligro mayor radica en  los peritos judiciales que emiten los informes en su mayoría favorables a la pretensión del marido. Trabajan en los servicios del SATAF (Servicio de Atención a la Familia) adscritos a los Juzgados –la mayoría realizados por empresas privadas que han encontrado en ese servicio un nicho de empleo y de beneficios- mediante  unas entrevistas a los padres que no exceden de 20 minutos, realizadas por trabajadoras sociales y psicólogas formadas en la ideología patriarcal más rancia, en la que, como explica Coro Gracia prevalece el objetivo de “reconciliar” a los padres sobre el de establecer las pautas de relación que sean más beneficiosas para los menores.  Y siempre bajo el criterio de que la mujer utiliza argumentos falaces para acusar al marido de diversas faltas: maltrato, abusos sexuales, abandono económico, adulterio, con el único fin de obtener la custodia en exclusiva del hijo y una pensión alimenticia sustanciosa.
Este criterio no está implícito o matizado por un lenguaje técnico y hermético, sino que se explicita en los informes con todo cinismo. Las frases: “la madre se instala en su papel de víctima”, “la madre ha influido sobre el niño para crear una imagen negativa del padre” “la denuncia de abusos sexuales es una estrategia para desprestigiar al padre con el objeto de obtener beneficios”, se repiten como consignas en los informes psicológicos emitidos por esos servicios oficiales de los juzgados.
Jueces y juezas hay que en cuanto entra una demanda de divorcio o de malos tratos presentada por una mujer, la derivan al forense para que dictamine si está mintiendo, porque las declaraciones de las mujeres son siempre desconfiables. Aunque nuestros códigos no lo digan, en España rige el principio de que el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre, como en la ley musulmana.
Pues bien, si esta era la penosa situación en que nos encontrábamos, con la nueva modificación del Código se afianzará aún más la doctrina judicial que establece una convivencia compartida de los hijos o hijas con los padres, que es absolutamente esquizofrénica. Obligados los menores a trasladarse continuamente de un domicilio a otro, y que tienen sus únicas pertenencias en la mochila, hemos convertido a los niños en maletas de las que disponemos a mayor honra y beneficio del patriarca.