El Gobierno socialista de François Hollande se deja arrastrar hacia las políticas más radicales y xenófobas, con tal de frenar el paso a la extrema derecha de Marine le Pen, que avanza imparable en los sondeos franceses ante las europeas y se sitúa como la primera fuerza política. El equipo de Hollande no se corta con las formas, aunque tenga que expulsar a una menor y sacarla a trompicones de un autobús delante de sus compañeros. Pero Francia no es la única, aunque sí choca con la idea de lo que es un Gobierno de izquierdas. En estos momentos, más de una docena de partidos de extrema derecha de Europa está en situación de afianzar su representación en los parlamentos democráticos, simplemente con la fuerza de los votos. Cabalgan a lomos de la crisis económica, la inseguridad ciudadana y el miedo. Los nacionalismos de uno y otro signo son caldo de cultivo para el crecimiento de la xenofobia y los populismos más radicales que justifican legislar contra los más débiles y parias, como ya sucedió en la Europa entre las dos guerras mundiales. Sí, sí, aquella que llevó a los alemanes a votar a Hitler.
¿Y aquí? ¿En España no puede pasar, porque no hay un partido de extrema derecha? ¿El PP o el PSOE, los grandes partidos nacionales, no se dejarían arrastrar en sus políticas si avanzara la extrema derecha? ¿No alientan a veces con sus políticas la aversión contra los inmigrantes al acusarles de abusar, por ejemplo, de los servicios sanitarios? Nos olvidamos que gracias al aluvión de inmigrantes y a su contribución vía impuestos y seguridad social, el Estado ha logrado pagar pensiones, educación y otros servicios públicos, reventando las teorías catastrofistas de los economistas al principio de los años noventa. Sin embargo, el PP no parece muy dispuesto a luchar frontalmente contra el extremismo. La semana pasada rechazó perseguir las conductas y símbolos fascistas en el Congreso al tumbar una moción de CiU que lo pedía. "La reforma del Código Penal va en la línea de reforzar las actitudes más nazistas. Quienes las practican son grupos muy minoritarios que no están aquí", apunta Jordi Jané, diputado de CiU.
TAMBIÉN:
"Aquí la extrema derecha está integrada en el PP. Pero hay que ser muy cuidadoso con el asunto, porque es verdad que el euroescepticismo está fomentando el extremismo y nunca se sabe hasta dónde puede llegar", dice Pedro Azpiazu (PNV). Hechos como el mercadillo franquista y nacionalsocialista que el Ayuntamiento del PP permitió en el madrileño pueblo de Quijorna hace unas semanas, el cara al sol y las banderas franquistas en las fiestas del municipio, también del PP, de Moraleja de Enmedio en agosto o los posados en actitudes franquistas de algunos miembros de las Nuevas Generaciones del PP, sustentan las palabras del diputado vasco.
"Yo no me atrevería a decir que aquí no puede pasar. Yo creo que el Gobierno socialista francés se equivoca con la política de inmigración que está llevando adelante -comenta Gaspar Llamazares, de IU- y no hacen más que animar aún más el debate en torno a Le Pen. Pero aquí, ya veremos como van las cosas. En una situación límite no me extrañaría que los grandes se vieran arrastrados hacía esas políticas. No cabe descartarlo", prosigue Llamazares, para quien el avance y la reorganización de fuerzas como La España en Marcha son un síntoma a tener en cuenta. Y luego hay personajes y declaraciones "comolas de José María Aznar [dio lecciones sobre la unidad de España, el independentismo y a Rajoy] que son brutales y parecen encaminadas únicamente a agitar las banderas. Pero lo que más me preocupa de lo que está sucediendo entre nosotros es que la xenofobia donde más crece es entre los jóvenes. Lo vengo observando en todas las encuestas, crece el rechazo al otro, al emigrante, a los gitanos, a los sin techo". Quizá ese aumento de la xenofobia entre los jóvenes radique en la tasa de paro brutal que padecen, superior ya al 50%.
Las políticas de persecución del emigrante que se están practicando ahora en varios países de Europa "aquí ya sucedieron con los Gobiernos de Aznar" apunta Consuelo Rumí, la ex secretaria de Estado de Inmigración con Zapatero, quien no tiene precisamente mala memoria para estos asuntos. "Aznar se dedicó a trabajar concretamente contra los marroquíes. ¿O se nos ha olvidado todo lo que pasó en El Ejido? Se aireaba que eran unos usurpadores, que venían a por nuestros puestos de trabajo".
Rumí no deja de barrer para su casa cuando recuerda que esta política se acabó cuando llegó Zapatero, en el año 2004. "Ahí esta la prueba, se frenaron esos brotes gracias a las políticas equilibradas que pusimos en marcha, peleando por la integración. Empezamos a trabajar con la inmigración irregular, no ilegal como acostumbran a decir los de la derecha. Hicimos acuerdos de cooperación con los países de origen. ¿Que si lo que ha pasado en Francia y otros lugares de Europa puede pasar aquí? Con la derecha, nunca se sabe. Siempre han utilizado la inmigración dependiendo de lo que les conviene en cada momento. Si una política dura les da réditos electorales, cargarán contra los emigrantes. No pierdas de vista que les acaban de dejar sin tarjeta sanitaria, al tiempo que dan entrada fácil al extranjero que tiene dinero para comprar en Marbella una mansión. Pero acciones como las que están llevando adelante el Gobierno de Hollande, hoy por hoy aquí no son posibles sin cambiar la legislación. Aquí no podemos expulsar a ningún emigrante comunitario y los rumanos lo son. Es ridículo expulsarlos, porque como ciudadanos europeos, volverán mañana. En cuanto a una menor, nuestra ley prohibe la expulsión, hayan hecho sus padres lo que sea". Sin embargo, Zapatero apoyó con el voto socialista en 2008 la conocida como Directiva de la Vergüenza, una directiva comunitaria que criminalizaba a los sin papeles permitiendo su detención durante 18 meses y prohibiendo la entrada en ningún país de la UE en 5 años.
Por contra, al presidente del Congreso, Jesús Posada, no le cabe duda sobre la buena fe de los españoles para con los extranjeros emigrantes. "No, no creo que aquí vayan a darse situaciones como las de Francia. Somos un país de larga tradición de acogida de extranjeros y no hace tanto que nosotros mismos éramos emigrantes. Hemos hecho regulaciones buenas, aceptables y se han cumplido, así que no veo ni creo que en un futuro este asunto pueda convertirse en un factor de distorsión en nuestro país, o que vaya a haber un recrudecimiento del asunto".
Germán Rodríguez, del PSC, cree que "la derecha utiliza a los inmigrantes para desviar el foco sobre los recortes. Lo hemos visto con la sanidad. La ministra Mato ha insistido en el abuso cuando sabemos que los inmigrantes pagan sus impuestos y hacen menos uso de los servicios sanitarios. No es nada nuevo. El PP en Cataluña, concretamente el alcalde de Badalona, García Albiol, hizo folletos xenófobos contra los gitanos rumanos acusándoles de delincuentes y Alicia Sánchez Camacho le dio su apoyo. Y en Salt, una de las poblaciones con mayor proporción de inmigrantes, el actual alcalde de Unió ganó las elecciones a costa de cargar contra la inmigración".
También pensábamos que nunca estaríamos como Grecia y ahora encabezamos juntos los ránking de paro de la OCDE.
Seguir a Pilar Portero y Ana Cañil en Twitter: www.twitter.com/pilarportero
No hay comentarios:
Publicar un comentario