La ofensiva del Gobierno del PP para reformar y restringir, aún más,
la ya limitada Ley de interrupción voluntaria de embarazo muestra la
actualidad de la necesaria lucha feminista. Una reforma que quiere
hacernos volver veinte años atrás, con una legislación más restrictiva
que la de 1985, y que sólo permitirá abortar en supuestos muy
restringidos. Un nuevo intento de la derecha ultraconservadora por
decidir y legislar sobre el cuerpo de las mujeres.
Ante estas medidas, no podemos quedarnos calladas, mientras nos
condenan a la clandestinidad, poniendo en peligro nuestras vidas con
abortos ilegales. La interrupción voluntaria de embarazo no puede estar
tipificada, como hoy pasa, como delito dentro del Código Penal. No somos
delincuentes, somos mujeres, con derechos (aunque a algunos no les
guste), que queremos decidir sobre nuestra maternidad. El aborto debe de
estar incluido en la sanidad pública y ser accesible a todas las
mujeres, independientemente de su origen y situación legal. Y la
educación sexual, y el acceso a los anticonceptivos, es una premisa
imprescindible para no tener que abortar.
La crisis no sólo implica una pérdida de derechos económicos,
sociales, democráticos, laborales sino, también, sexuales y
reproductivos. Asistimos a una ofensiva político-ideológica que nos hace
retroceder décadas en libertades que han costado años de lucha
conseguir. Unas medidas de derechas, machistas y homófobas, que aumentan
las desigualdades y golpean, principalmente, a las que menos tienen.
No olvidemos la reciente medida del PP que niega los tratamientos de
reproducción asistida (inseminación artificial y fecundación in vitro)
en la sanidad pública a lesbianas y a mujeres solas. Una política que
atenta contra la igualdad de acceso a los servicios públicos, que
discrimina a determinados colectivos y que busca imponer un único modelo
de familia. Nos quieren con miedo, pobres, sumisas, calladas y
heterosexuales. Pero frente a la cotilla heteropatriarcal que buscan
imponer, nos reivindicamos diversas y libres. Libres para decidir sobre
nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.
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