Asociaciones y expertas alertan: la violencia de género se extiende entre los jóvenes. Cada vez son más los casos de mujeres jóvenes que llegan a los centros de la mujer y a los programas que tienen en marcha las asociaciones. Hace solo unos días un joven de 18 años asesinó a su novia de 14 porque ella no quería continuar con la relación. La presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, María Jesús Girona, asegura que las conductas machistas están muy presentes en los adolescentes, a quienes les cuesta identificar estos comportamientos como violencia. Su organización ha puesto en marcha la campaña 'Grabátelo' para prevenir la violencia de género en la juventud.
Mucha gente está advirtiendo que la violencia de género sigue presente entre los adolescentes. Sin embargo, existe la creencia de que estos comportamientos desaparecerán con el tiempo y con la llegada de nuevas generaciones, ¿es así?
No, en absoluto. Lo que sucede es que cuesta ver reflejada esta realidad entre los adolescentes. Sí hay violencia de género entre la gente joven, aunque quizá no como antes o como en las relaciones adultas. Entre los adolescentes tiene mucho que ver con las redes sociales y las nuevas formas de comunicación, como el whatshapp. La violencia de género no es tanto física como psicológica: mediante seguimientos, posesión, manipulación... Las conductas no han desparecido, se han transformado.
¿Cómo se está expresando la violencia de género entre la juventud?
Sucede mucho en las redes sociales, como ya he apuntado, donde puede llegar a cobrar unas dimensiones de las que a veces no somos conscientes. Hay conductas agresivas y de posesión, en primer lugar de carácter psicológico: acoso, control sobre dónde está la persona, si lleva o no minifalda, si va o no pintada, por qué sale así de casa, si habla con alguien... Al fin y al cabo son los celos, que es algo que en los jóvenes se ha trabajado poco y que va in crescendo. Ya hay hasta un dispositivo en los móviles que te permite saber dónde está tu pareja en cada momento. Es un control excesivo sobre la otra persona. Y cuando una chica o un chico se sale del círculo que su pareja ha trazado, se producen estos ataques de celos u obsesión que llevan a actos compulsivos, de ira o histeria. Y pueden acabar en maltrato psicológico o llegar incluso a las agresiones físicas.
Vosotros señaláis que muchas de estas conductas no son percibidas por los jóvenes como algo malo...
En las campañas de prevención se suele decir que, si te sientes mal, es que algo va mal. Hay algunos comportamientos tan asumidos que ni siquiera se cuestionan. De ahí la importancia de hablar de los micromachismos. Se toman como algo natural actitudes que luego hacen difícil que creas que realmente estás sometida a la violencia. Parece que la violencia es física o no lo es. Y nada más lejos de la realidad: antes de la violencia física hay otra psicológica, que es también muy grave, y que es lo que más cuesta arrancar entre los jóvenes. Cuando vemos con ellos vídeos que recrean este tipo de relaciones, les resulta difícil ver que hay conductas que no son normales. Las adolescentes hacen suyo el modelo de amor romántico que se vende en la sociedad, donde el hombre es dominante y la mujer, sumisa, y donde el príncipe azul es lo único que parece existir. Por otro lado, está también el miedo a salir, a denunciar. Y hay también una falta de credibilidad hacia las mujeres.
¿Se está haciendo algo para prevenir la violencia de género entre los jóvenes?
El propio Observatorio de la Violencia de Género del Poder Judicial constata que cada vez hay más agresiones entre jóvenes, pero hay una falta importante de recursos. Igual que en todos los institutos hay medidas de prevención de problemas bucales, también debería haberlas para prevenir la violencia de género, pero no existen. Cuando ocurre un caso como el asesinato de esta chica de 14 años, la sociedad se mueve, pero al final se queda en nada y ese impulso desaparece. No se está haciendo nada por frenar la violencia de género entre adolescentes. No hay programas, ni proyectos, ni herramientas específicas para, por ejemplo, intervenir en los institutos y, si los hay, son mínimos. Hacen falta recursos de intervención con gente que esté trabajando en ello constantemente.
¿En qué consiste vuestra campaña 'Grabátelo'?
Trabajamos la prevención de la violencia de género, del sexismo y de los micromachismos. Por un lado, con jornadas para profesionales para aprender a detectar la violencia de género; por otro, con talleres con chicos y chicas. Los talleres tienen poca teoría y mucha práctica, con dinámicas donde reflejar lo que está pasando y que ellos se den cuenta de lo que es la violencia de género, de lo que son actos machistas y violencia psicológica. Cuando ven reflejadas algunas conductas te dicen "¡Ostras!, esto me ha pasado a mí" o "Le ha pasado a mi amiga", y hasta ese momento no habían sido conscientes. El objetivo es precisamente ese, hacerles conscientes de lo que están viviendo o de lo que está pasando en su entorno. Es un programa que estamos llevando a todas las federaciones territoriales. Nuestra idea es ampliarlo para intentar acceder a los institutos, pero es muy difícil entrar en las instituciones públicas.
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