jueves, 12 de diciembre de 2013

Violencia de Género

En el día internacional contra la violencia de género hace unas fechas en nuestra ciudad se celebraron varios actos.  Esta semana voy a hablar sobre este maldito tema. No me cabe en la cabeza este acto de violencia, ¿Por qué? ¿Qué pasará por la mente de los maltratadores? ¿Qué pretenden o qué necesitan conseguir con los malos tratos?

Este problema, la mayoría de la población, lo vemos desde lejos. Ya que las víctimas, en su gran parte, no lo dicen,  no lo denuncian…Pero es un problema muy grave que afecta, según el Centro de Investigaciones Sociológicas, a  más de 600.000 mujeres cada año en España, aunque menos de la cuarta parte se decidan a contarlo.


En la última década un total de 700 mujeres han sido asesinadas en nuestro país por hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental, una media de setenta homicidios cada año.

Esto se agrava cuando hablamos de jóvenes. Casi el 30% de las adolescentes confiesan que se han sentido controladas en exceso por sus novios. La mayoría de jóvenes y adolescentes tienen dificultades para identificar la violencia machista y creen que es algo que sólo ocurre a las madres o a las mujeres casadas. El año pasado casi 600 menores fueron juzgados por delitos de violencia de género.

Para una sociedad estas cifras son alarmantes, algo falla. O los sistemas de protección no son efectivos o se necesitan  más mecanismos para proteger a las víctimas.

También necesitamos formación para nuestros jóvenes. La detección es el primer paso para evitar este problema.

Cuando en televisión veo un caso, una nueva víctima, con rabia pienso: ¿por qué no ha denunciado?, ¿por qué no se ha marchado? ¿Por qué no ha hecho nada? Pero claro, " qué bien se torea desde la barrera". Pero es tan sencillo hablar y tan complicado actuar. Nadie conoce el calvario de una víctima de violencia de género, lo que sufre, el miedo con el que vive, de la humillación que siente, del dolor que tiene,  de todo lo que siente y padece una persona víctima de violencia de género.

Hay solución, hay salida, y merece la pena esa salida. Merece la pena vivir sin miedo.

Ante este lastre social hay que ayudar, no se puede mirar hacia otro lado. Los testigos silenciosos se convierten en culpables. No te conviertas en uno.

Ojalá éste se termine, nunca más tengamos que escribir sobre él.

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