Se estima que en EE.UU. el número de personas, especialmente
menores, que son explotados sexualmente cada año frisa los 300.000.
Desafortunadamente, las ONG que luchan para salvar a los menores de esta
explotación no dan abasto.
Tras la sonrisa de Katarina se esconden años de sufrimiento
y de abusos, ya que durante su infancia y adolescencia fue forzada a prostituirse.
Ella es tan solo una de la miles de víctimas del tráfico sexual en Florida. Su
pesadilla comenzó a los 13 años, cuando inocentemente aceptó un dólar que le
ofrecía el padre de una amiga.
“Yo estaba en el hotel, solita, y mi mamá no tenía dinero y él
me dijo: “bueno si quieres comer te doy un dólar”. Y yo le dije: “quiero
chips”. Y él me dijo: “ok, coge un dólar… pero un día me lo devolverás, un día
tendrás que pagármelo”, cuenta Katarina Rosemblant, que ahora es una activista
que lucha contra el abuso de menores.
El plan ya estaba trazado. Katerina habría de pagar a ese
señor convirtiéndose en su mercancía. Para extender sus redes de tráfico
sexual, este hombre utilizó a su propia hija, de 19 años, que sería la
encargada de manipular a la pequeña Katarina.
“Ella me dijo: vamos a conocer a un hombre en el hotel que
quiere ser un padre para ti, pero te vas a tener que poner un lindo vestido
blanco. Y cuando estés con tu mamá no le digas nada”, recuerda Katarina en
declaraciones a RT. El dolor y la rabia embargan su mirada cuando recuerda la
forma en que le pusieron precio a su inocencia y a su virginidad, que vendieron
por 500 dólares. Katarina fue víctima del tráfico sexual y de numerosos abusos durante toda su
infancia y adolescencia. Estuvo varios años involucrada en la prostitución y en
las drogas, hasta que consiguió armarse de fe y valor para liberarse.
Cuando logró escapar de las redes del tráfico sexual,
Katarina se propuso como misión en la vida ayudar a otras jóvenes que pasan por
lo mismo que ella pasó. De esa forma descubrió que, lamentablemente, el número
de casos es enorme y que la prostitución infantil en Estados Unidos está
alcanzando cifras de auténtica epidemia.
Así lo confirma Regina Bernadin, que trabaja para el Comité
de Rescate Internacional, organización desde la que pretende ayudar a aquellas
personas, especialmente menores, que no viven precisamente el sueño americano.
“El número de estadounidenses, especialmente menores de
edad, que son comerciados todos los años dentro de este país llega a los
300.000. La mayoría son niñas”, indica Bernadin a RT.
Ante el enorme número de menores que sufren este terrible
maltrato, las organizaciones que se dedican a ayudar a las víctimas y a
concienciar a la población no dan abasto.
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