miércoles, 5 de junio de 2013

Cada vez acuden mujeres más jóvenes a los centros de atención para maltratadas

Lola Castejón - CCOO

Cada vez acuden mujeres más jóvenes a los centros de atención para maltratadas. Hace unos días dos jóvenes, una de 19 años y otra de 26, murieron a manos de sus novios, o el caso de la menor de 13 años que hace unos meses fue asesinada en El Salobral (Albacete) a tiros por un individuo que decía "estar enamorado de ella".
Si bien en la última década ha habido un avance sustancial en las medidas legislativas y sociales para luchar contra esta lacra social, es necesario adoptar más medidas, pues las existentes no son suficientes. Nos encontramos ante la punta del iceberg, la violencia de género y la violencia machista son un grave problema, que en muchos casos está oculto y difícil de tratar, circunscribiéndose a lo más íntimo de las relaciones familiares.
En una sociedad como la nuestra en la que cada vez aumenta más el desempleo femenino, donde las mujeres tienen empleos más precarios, se incrementa la brecha salarial entre sexos, se criminaliza a las mujeres en su derecho a decidir en materia sexual y reproductiva, donde se está intentando que prevalezcan valores amparados sólo en intereses religiosos y en familias al estilo decimonónico con declaraciones de como tienen que vestir o con manifestaciones de que "a algunas de estas víctimas les pasan estas cosas porque ellas mismas se lo han buscado", será muy difícil erradicar la violencia en general y por supuesto la de género.

La violencia no sólo es cosa de países subdesarrollados, de familias con pocos recursos, según algunos "creadores de opinión", también ocurre en las altas esferas y en países con un alto bienestar social.

La mujer ya no es el sexo débil, gracias a los movimientos feministas han pasado a la historia los estereotipos de mujer escuálida, delgada, débil y de sometimiento al otro sexo, aunque siguen existiendo resistencias por parte de algunos sectores de la sociedad y de grupos postmachistas. Las víctimas necesitan mejorar su autoestima, su confianza, tener una mayor fortaleza mental y física cara al agresor, lo que pasa por una prevención situacional tanto en las familias como en los colegios (a nadie se le pasa la existencia de bulling en los centros educativos y sus diversas manifestaciones), en las empresas y en la sociedad en general. Hay que convencer a estas mujeres de que son importantes para la sociedad y que no pueden estar condenadas de por vida al sufrimiento y vejaciones constantes. Y esto es responsabilidad de todos en general y por supuesto de los poderes públicos para conseguir esta igualdad, a través del empleo, de la corresponsabilidad en la educación en valores de igualdad en las familias, en los colegios, en las universidades y en el respeto mutuo hacia los demás.

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