Entrevista a Inmaculada Montalbán, Presidenta del
Observatorio contra la Violencia de Género del CGPJ
Veinticinco mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex
parejas en lo que llevamos de 2013. En las últimas semanas, un preocupante
repunte de casos dramáticos ha vuelto a remover a una sociedad más sensible y
afectada por la crisis económica y con cierto desencanto ante las políticas de
género. Le preguntamos sobre estos temas a una de las mayores expertas
internacionales en la lucha contra la violencia machista.
Como jueza desde 1985 y presidenta del
Observatorio desde 2008, lleva décadas tratando casos de violencia machista.
¿Qué le viene a la cabeza con cada nuevo suceso?
Inmaculada Montalbán.- Lo primero en lo que pienso es en el
sufrimiento que dejan estas muertes, porque es una violencia trágica que afecta
no sólo a las mujeres, también a las familias, a los hijos y a la hijas. Es una
criminalidad especialmente deleznable.
Todos los años hay momento de acumulación de casos de
violencia machista pero lo que nos preocupa es que se mantiene la tendencia de
que mayoritariamente no haya denuncia, mayoritariamente no ha habido un
acercamiento al sistema policial o judicial. Esto nos lleva a pensar que algo
está ocurriendo porque, como demuestran nuestros estudios, la muerte no es algo
súbito, inesperado, no es algo repentino. La muerte de una mujer es el
resultado de una cadena de maltrato, de una vida sometida que empezó con
vejaciones, con humillaciones, que fue elevando el tono hasta provocar ese
resultado fatal.
En mi opinión es el momento de abordar con urgencia y
seriedad la fase preventiva. ¿Cómo? Con las líneas que ya fijó la Ley integral
pero, en primer lugar, a partir de la Educación. Mientras no se aborde la
educación en igualdad en resolución pacífica de conflictos, en explicar las
bondades y los beneficios que la igualdad da a hombres y mujeres, mientras no
se consideren estos temas desde las escuelas, seguirán produciéndose comportamientos
machistas entre los adolescentes y se verán como normales. Además, hay que
potenciar la prevención y asegurar los sistemas asistenciales para que aquellas
mujeres que tienen dudas sobre si denunciar o no, puedan acceder a esos
recursos y ser informadas de sus derechos y de toda la maquinaria que se pone
en marcha con la denuncia, incluso ser ayudadas psicológicamente y
fortalecerlas para que en su momento presenten la denuncia.
eXp.- Pero la realidad es que en el último año el número de
denuncias ha vuelto a bajar un 4%. ¿Qué está fallando?¿El empobrecimiento de la
mujer a raíz de la crisis económica está afectando a la visibilidad de la
violencia?
IM.- El miedo de la mujer a denunciar o la decisión de
retrasar la denuncia tiene diversas causas y depende de varios factores. Puede
ser la dependencia emocional, la dependencia psicológica, presión familiar, la
presión social pero también la dependencia económica. Y éste siempre ha sido un
factor que ha determinado que las mujeres no denuncien. Un caso tipo es el del
matrimonio en el que sólo él trabaja y ella por miedo a perder ese colchón
económico y no tener con qué mantener a sus hijos y su vivienda, decide
permanecer en el círculo de la violencia. En algunas ocasiones se han dado
casos de mujeres que esperan a que sus hijos sean mayores de edad para luego
ellas denunciar o pedir la separación. Es más, llegué a ver un caso en el que
la mujer pagaba la multa por agresiones de su marido porque él no quería pagar
y, como compartían la casa en gananciales, tenía miedo a que se la embargasen.
Este factor, en una época de crisis económica, se agrava
porque a la dependencia económica se unen las dudas sobre la estabilidad
laboral del marido, sus propias posibilidades de encontrar trabajo y, no nos
olvidemos, también influyen los mensajes sociales de recortes económicos.
Cuando las mujeres oyen continuamente hablar de recortes asistenciales y
recortes sociales, se multiplica su miedo y piensan que si dan el paso y
denuncian no van a tener ayuda. Por eso es tan importante que se mantengan las
redes de apoyo de las mujeres.
En los 5 años que identificamos como de crisis económica, de
2008 a 2012, sí que ha habido un descenso de casi un 10% en las denuncias. En
2011, en el CGPJ identificamos también un descenso del 2,5% en las separaciones
y divorcios, ¿qué quiere decir? Que ante una situación de incertidumbre
económica e inestabilidad en el empleo, pues hay muchas mujeres que deciden
aguantar y esperar a una mejor ocasión.
eXp.- ¿Se nota en la sociedad cierto desencanto, cierta
sensación de fracaso de las políticas de género y contra la violencia machista?
IM.- La sociedad tiene que tener noticias de las muertes de
mujeres porque es un tema que atenta contra las bases de la Democracia; pero
también hay muchas mujeres que logran salir de la espiral de la violencia, son
casos que nos reconfortan y que hay que promocionar más porque ayudan a otras
mujeres.
No estamos fracasando en ningún caso. Puede que la Ley
Integral fuera mal entendida o mal presentada y además, no puede cambiar la
mentalidad de una sociedad de un día para otro. Una mentalidad que es el motivo
de este tipo de muertes y que dice «si tu eres mía, yo puedo disponer de tu
vida, yo te la puedo quitar», es una mentalidad de dominio y es la causa de la
violencia. La Ley Integral es una Ley de largo recorrido y medidas, las más
importantes, como son las referidas a educación, medios de comunicación y
ayudas económicas, legales y asistenciales a las mujeres son el pulmón y el
motor de la Ley, hay que dejar que se vayan desarrollando e implantando pero,
eso sí, hay que implantarlas.
Destaco esto porque tenemos un ejemplo clave en la Educación
en Igualdad. Desde el Observatorio venimos pidiendo la implantación inmediata
de este tema en los colegios y, sin embrago, todavía no sabemos si la nueva Ley
de Mejora de la Calidad Educativa va a incluir contenidos curriculares
relativos a la igualdad, explicaciones sobre la raíz de la violencia de género,
sus causas, y explicar los beneficios de la igualdad.
Cada noticia de una muerte nos baja la moral, pero no
podemos permitir que nos haga bajar la guardia en cuanto al esfuerzo de seguir
trabajando para que las mujeres consigan liberarse de este yugo. La sociedad
española debería saber que somos un referente internacional en el abordaje de
este problema. Nuestro reto es que, a pesar de las circunstancias, se mantengan
las estructuras y las campañas de prevención.
eXp.- Además de menos denuncias, los informes del
Observatorio también reflejan una disminución de las órdenes de protección por
parte de los Juzgados, ¿a qué respondeesto?
IM.- Si no hay denuncias, si no se acude al sistema judicial
no se puede activar el sistema de protección y ya hemos mencionado la cantidad
de factores que pueden llevar a una mujer a no denunciar. Dicho esto, en las
estadísticas hemos comprobado que en los Juzgados de Violencia sobre la Mujer,
el 70% de los casos termina con sentencia condenatoria.
El sistema judicial, hoy por hoy, da un respuesta ágil y
eficaz y en 72 horas se está decidiendo sobre las necesidades y peticiones de
las mujeres. Pero es susceptible de mejorar, por supuesto, en materia de
coordinación, celeridad, pero sobre todo en la especialización de los Juzgados
Penales, el escalón intermedio que es el que inicia el caso con penas de hasta
5 años de prisión y en donde no hemos podido completar la especialización a
causa de la crisis económica que no ha permitido que se creen nuevos juzgados y
más plazas de jueces. Por otro lado, creemos que es interesante lo que se llama
la Comarcalización o Agrupación de Partidos que, con independencia del lugar en
el que viva la mujer, apartada de la ciudad, en una aldea, pueda ser atendida
por servicios especializados, un modelo parecido al sanitario donde tienes el
hospital con los profesionales de cabecera pero también tienes centros de
asistencia primaria.
Inevitablemente tenemos que ir hacia ese modelo de
especialización porque, hoy día, uno de los problemas es que los juzgados que
llamamos compatibles, los que tratan no sólo violencia sino asuntos ordinarios,
desahucios, impagos,.. no pueden atender bien los casos de violencia porque no
se puede interrumpir o suspender un juicio contra un moroso cuando entra una mujer
agredida solicitando una orden de protección. ¿Qué hace el juez? ¿Dejar
esperando a la mujer, a sus hijos?... es difícil y por eso hay que fomentar la
especialización.
España, vuelvo a insistir, es un referente europeo. En un
informe del Parlamento de marzo de 2011 se mencionaban los informes del
Observatorio como un ejemplo de buenas prácticas porque hacemos la biografía
judicial de las mujeres que han muerto a pesar de haber denunciado, para
extraer conclusiones. Una labor que se encuentra en muy pocos países.
eXp.- ¿Cómo valoráis medidas como el teléfono contra el
maltrato o la nueva aplicación móvil que ha anunciado la ministra Ana Mato para
que las mujeres puedan pedir ayuda y asesoramiento?¿Funcionan?
IM.- Todas las medidas ayudan y hay muchas mujeres que ante
la incertidumbre de no saber adónde acudir, no conocer ningún abogado ni dónde
están los recursos asistenciales, llaman al teléfono contra el maltrato. Son
instrumentos necesarios y hay que mantenerlos porque ayudan a enfocar un
proceso que, no nos olvidemos, es muy complejo y muy cambiante.
Complejo porque se produce normalmente dentro del domicilio,
sin terceros testigos y con dificultad de prueba. Y cambiante porque en los
últimos años hemos asistido a una evolución del perfil de la mujer, ahora hay
mujeres de muchas culturas en las casas de acogida. España ha recibido a muchos
colectivos que tienen su propia cultura y que al insertarse en nuestra sociedad
han sufrido un choque cultural y se han producido momentos de crisis y riesgo
de violencia. Esas medidas, como el teléfono, nos permiten ir adaptándonos y
conociendo los nuevos escenarios.
No hay medidas definitivas porque la realidad de la
violencia no es única. La violencia de género no ocurre sólo en el ámbito de la
pareja, todos lo sabemos, comprende la violencia contra las mujeres en general,
hablamos de violaciones, prácticas culturales que atentan contra la dignidad de
la mujer, como usarlas como trofeos de guerra, hablamos de mutilación del
clítoris, hablamos de matrimonios concertados... Hay que abrir la perspectiva y
no podemos pensar en encontrar una medida maestra, habrá que seguir trabajando
contra la violencia muchísimos años.
eXp.- ¿Qué novedades aparecen en la Estrategia Nacional
contra la violencia de Género que tiene prevista el Gobierno?
IM.- Para el Observatorio la estrategia es buena en cuanto
que sigue implementando y desarrollando la Ley Integral que ya tenemos. En el
borrador se habla de que los maltratadores que hayan cumplido condena, según el
caso, tendrán libertad vigilada hasta cinco años después de su salida de
prisión. Esa medida ya estaba contemplada en el anteproyecto del Código Penal
que elaboró el Ministerio de Justicia en su momento y nosotros la valoramos más
que positivamente.
También se habla de crear un Registro de Malos Tratos
Infantiles para tener conocimiento de los menores víctimas de la violencia de
género y de los huérfanos y huérfanas que deja la violencia de género, por
cierto, unos 24 en lo que llevamos de año. Es interesante atender a este hecho
ya que estamos asistiendo a un recrudecimiento de la violencia de género porque
el agresor decide utilizar a los hijos contra la madre, sabiendo que ella más
que perder la vida teme perder a sus hijos o que les ocurra algo a ellos.
eXp.- Los últimos casos de violencia conocidos en nuestro
país han provocado una oleada de críticas al Gobierno por parte de la oposición
y de organizaciones de mujeres que hablan de «pasividad ante el problema» y
denuncian los recortes que pueden estar sufriendo las políticas de género. ¿Son
reales esos recortes?
IM.- La crisis económica no puede ni debe afectar a los
recursos asistenciales para las víctimas de violencia de género porque de ello
va a depender que salgan o no del círculo de la violencia y, efectivamente, en
general las administraciones tienen voluntad de preservar la red de asistencia
a las mujeres. Si que se ha detectado en ciertas comunidades que los servicios
de atención a las víctimas han reducido su jornada, han reducido personal y
también se tienen noticias del cierre de Puntos de Encuentro familiar y de
reducciones en las becas de comedor lo que se entiende como una presión añadida
para las madres y, más aún, para las que viven una situación de maltrato.
Lo que tememos desde el Observatorio es que se note de
alguna manera el recorte de entre el 18% y el 21% que ha sufrido este año la
partida económica destinada a Campañas de Prevención y Sensibilización, una
parte esencial para la visibilidad del problema y la concienciación de la
sociedad.
eXp.- En Europa mueren unas 7 mujeres cada día y entre el
20% y el 25% de las europeas aseguran haber sufrido violencia en alguna
ocasión. ¿Cómo está el problema fuera de nuestra fronteras?
IM.- Europa tiene pendiente hacer una unificación de
criterios estadísticos y una serie de estudios para evaluar la situación en
aquellos países que todavía no conocen la envergadura del problema. España, a
diferencia de otros países, cuenta las muertes que ocurren y no sólo las cuenta
por hacer estadísticas, si no que se hace su biografía judicial, se une a la
macro-encuesta que se hace cada año por el Ministerio de Sanidad y a los datos
de denuncias y consultas al sistema judicial, lo que nos permite conocer la
magnitud del problema. España es uno de los países que más conoce y que más
datos tiene sobre violencia de género, mientras que otros países ni siquiera
valoran este problema dentro de la agenda pública, no lo consideran un problema
de derechos humanos, no lo consideran una prioridad política, lo consideran
algo propio del marco privado, de la esfera doméstica de la familia, y todavía
funcionan los mitos de que los causantes de la violencia son las drogas, el
alcohol o los trastornos mentales.
Los estudios hechos en España concluyen que ni las drogas,
ni el alcohol, ni un trastorno son la causa última de la violencia. Nuestros
Tribunales aprecian estas circunstancias en un porcentaje muy escaso de los
casos, así que el problema es cultural. España ha hecho una labor de diagnóstico
y ha articulado un engranaje de asistencia muy potente que no tienen la mayoría
de países de nuestro entorno. Europa tendría todavía mucho que hacer y podría
empezar intentando establecer unos criterios para recoger y unificar datos de
todos los países. Lo importante sería tener una política unificada para toda
Europa.
eXp.- Una sociedad machista está formada por hombres con
actitudes machistas pero también por muchas mujeres que perpetúan conductas
machistas. Antes hablaba de la Educación en Igualad y parece ardua la tarea de
cambiar costumbres, prejuicios y maneras asumidas generación tras generación,
¿por dónde se empieza?
IM.- La Ley Integral ya contempla que en los Consejos
escolares haya asesores en igualdad, personas especialmente formadas para identificar
comportamientos sexistas. Ya hay profesores y profesoras más formados para
prestar atención al lenguaje sexista, para detectar comportamientos machistas y
son muy importantes las campañas de prevención que se hacen en los institutos.
Aparte de la escuela hay un canal de transmisión de los
comportamientos machistas que no podemos olvidar y son los medios de
comunicación e Internet y con esto hay que hacer algo de forma urgente. Gran
parte de la formación de nuestros hijos e hijas la reciben de la televisión y
de Internet y todavía vemos que siguen teniendo éxito los programas que
reproducen roles anticuados en los que la mujer es la sumisa, la que no tiene
ni autoridad ni ambiciones, la que sólo se preocupa por su aspecto físico y el
que manda, ordena y tiene la capacidad de decidir es el hombre. Son canales por
los que de manera subliminal se difunden los roles antiguos. Hay que actuar
desde todos los canales, la familia, los medios, las escuelas, porque de lo
contrario no funcionarán los discursos formales tampoco.
eXp.- Con cada nuevo caso que aparece en los medios de
comunicación se abre el eterno debate de si ésa información es o no
contraproducente y provoca el llamado «efecto imitación» entre los agresores.
¿Cómo lo ve el Observatorio?
IM.- Los medios de comunicación tuvieron un papel decisivo
en los años 90 para que la violencia de género pasara del ámbito privado a la
opinión pública, para que se hiciera visible. Los medios de comunicación tienen
la obligación de informar sobre los ataques a la dignidad humana que se
producen dentro de un país y la sociedad tiene derecho a conocerlo. Pero la
información tiene que ser rigurosa y explicar las causas últimas de la
violencia, huyendo de justificaciones como argumentar ataques de celos o que
fuera un crimen pasional. Fundamentalmente, esto se puede conseguir formando a
los profesionales que trabajan en los medios y durante años se ha trabajado en
protocolos y guías para periodistas a la hora de trabajar en estos temas.
El camino debe de ir por aquí, evitar las informaciones
morbosas, las justificaciones de la violencia, matices inapreciables para
algunos pero determinantes para saber que lo importante es que han asesinado a
una persona. Y, por supuesto, y esta debería ser la tendencia a partir de
ahora, hay poner en valor a las mujeres que han conseguido salir de la
violencia y a todos los hombres que están ayudando en esta tarea. Porque no se
trata de enfrentar a hombre y mujeres sino de aunar esfuerzos para conseguir
una sociedad más justa y más equitativa. La sociedad más feliz es la sociedad
igualitaria.
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