Anna Flotats – Público.es
La mayoría de Estados miembro tienen planes nacionales
contra la violencia machista, pero pocos garantizan el apoyo legal y
asistencial a las mujeres que lo necesitan. Las víctimas mortales son
imposibles de contabilizar por la falta de datos comparables.
A mediados de abril se celebró en Madrid la Cumbre Europea sobre
Buenas Prácticas para Erradicar la Violencia de Género. Representantes de 18
países pusieron en común -aunque a puerta cerrada- sus principales políticas
contra la violencia machista. El principal escollo de esa lucha a nivel europeo
apareció a los pocos minutos de empezar la reunión en palabras, precisamente,
de la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato: "Esimposible saber cuántas mujeres mueren por violencia de género en Europa".
Efectivamente, no es posible analizar la violencia machista
en Europa porque las estadísticas que aportan los pocos países que tienen datos
al respecto no se pueden comparar. El primer problema es que, en muchos
estados, la mayoría de casos de violencia machista no se denuncian a la
policía, de manera que son invisibles en las estadísticas. Por ejemplo, en
Alemania, sólo el 25% de las mujeres víctimas de violencia de género lo
denuncian a la policía y en Bélgica, el porcentaje no llega al 20%. Son datos
del último informe del European Institute for Gender Equality (EIGE), que
señala otro obstáculo para la visibilidad de la violencia machista en Europa:
los datos sobre víctimas mortales tampoco se pueden comparar porque no todos
los países los documentan de la misma manera.
Sólo un tercio de los Estados miembro contabiliza
específicamente los crímenes de violencia machista. Son Bélgica, Estonia,
Irlanda, España, Italia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Suecia. Otros 14
engloban las muertes de violencia machista bajo el epígrafe de "violencia
familiar", por lo que no se trata estrictamente de violencia de género, es
decir, la que ejercen los hombres contra las mujeres. A la cola de esta
clasificación están Bulgaria, Alemania, Hungría, Austria y Reino Unido, que no
recaban ningún dato referente a la violencia intrafamiliar. Debido a estas
diferencias en la manera de contabilizar las víctimas y de catalogar la
violencia, el EIGE sólo puede afirmar que, en los Estados miembro, "entre
el 12% y el 35% de las mujeres sufren violencia doméstica física".
Sólo cuatro países de la UE han introducido en el código
penal la definición de violencia de género
Maurizio Mosca, uno de los técnicos del EIGE, expresó en su
visita a España el pasado mes de abril la urgente necesidad de "unificar
las definiciones de violencia de género en Europa" para "integrar de
forma igualitaria todos los datos". En este sentido, Mosca reconoció que
la Ley Integral contra la Violencia de Género en España "es un ejemplo
efectivo que debe servir como inspiración política y cultural para toda la Unión
Europea".
El Consejo de Europa y la Comisión Europea se han
comprometido a combatir la violencia contra las mujeres y prueba de ello es,
por ejemplo, la Carta de la Mujer (2010), en la Estrategia para la igualdad
entre mujeres y hombres 2010-2015, aprobada por la Comisión Europea. Este texto
insta a los estados a prestar y financiar
servicios especializados a corto y largo plazo para las víctimas de
violencia machista. Aun así, el estudio de EIGE demuestra que el apoyo de los
países de la UE no es suficiente.
Aunque prácticamente todos los estados tienen centros y
servicios de asesoramiento para las víctimas, el informa revela que sólo ocho
(Alemania, Irlanda, Chipre, Luxemburgo, Malta, Eslovenia, Suecia y Reino Unido)
y Croacia cumplen la proporción recomendada de un centro o servicio por cada
50.000 mujeres. España está fuera de esta lista, pero es uno de los seis países
de la UE (junto con Dinamarca, Italia, Austria, Suecia y Reino Unido) que
cuenta con una línea de ayuda telefónica gratuita y disponible las 24 horas del
día los 365 días del año. Es uno de los aspectos que subraya el Convenio del
Consejo de Europa para prevenir la violencia de género, más conocido como
Convenio de Estambul.
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