Gallardón insiste en que los padres, por su espléndido dedo,
tengan los hijos que dicte la providencia; Escudero abunda en las presiones a
las que se someten las madres y achaca esa voluntad quebrada de ellas a la
familia, los amigos o el Real Madrid. Es esa manera española de decir que quien
no haya acabado la ESO no es que no sepa vivir, es que no sabe empujar, y se le
engaña con el infierno eterno como si las chavalas con estudios considerasen el
feto con un aprecio biológico más interesante que la nómina de sus padres. Pero
al fin y al cabo ésta es la característica fundamental del debate sobre el
aborto: la decisión, enigmática, que un Gobierno toma sobre tu gestión del
coito.
M. Jabois.
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